La retinopatía diabética

CONOCER LA RETINOPATÍA DIABÉTICA

La retinopatía diabética es una complicación de la diabetes mellitus que aparece cuando los vasos sanguíneos de la retina se ven dañados, poniendo en peligro el pronóstico visual.

– Hoy en día la retinopatía diabética es una de las principales causas de pérdida de visión. Entre las personas mayores, representa la cuarta causa de deficiencia visual tras la catarata, el glaucoma y la DMAE. En los países desarrollados es la primera causa de ceguera antes de los 50 años.

– La retinopatía diabética aparece, de media, tras unos quince años de evolución de la diabetes. Es más frecuente cuando la diabetes está mal equilibrada. De hecho, el exceso de azúcar en la sangre puede estropear los vasos sanguíneos pequeños de los ojos.

– La retinopatía diabética puede clasificarse en dos categorías según el grado de evolución: no proliferante (precoz) y proliferativa (avanzada).

 

  • La retinopatía diabética no proliferante: es la forma más frecuente de retinopatía diabética y representa un grado de gravedad entre ligero y moderado. Los elementos que se observan más frecuentemente en el examen del fondo del ojo corresponden a la isquemia retiniana.
  • La retinopatía diabética proliferativa: aparece como consecuencia de una isquemia retiniana grave. La presencia de neovasos, la hemorragia retiniana y el desprendimiento de retina son los síntomas más frecuentes, con riesgo de pérdida de visión.

 

TRATAR LA RETINOPATÍA DIABÉTICA

El diagnóstico

La única persona que puede diagnosticar la retinopatía diabética es un/a oftalmólogo/a.

Para el diagnóstico son necesarios un examen de la agudeza visual y un examen del fondo del ojo.

Para que el diagnóstico sea más preciso se puede realizar una tomografía de coherencia óptica (TCO) o una angiografía.

Tratamiento

La toma de medidas de prevención como un control estricto del nivel de azúcar en sangre y de la presión arterial constituye el primer paso del tratamiento de la retinopatía diabética.

En el caso de la retinopatía diabética no proliferante, una vigilancia regular (anual) puede ser suficiente.

En el caso de la retinopatía diabética proliferativa, se podrán proponer diferentes tipos de tratamiento en función del nivel de evolución y de la presencia o no de complicaciones:

  • Fotocoagulación panretiniana con láser: tratamiento específico de la retinopatía diabética proliferativa.
  • Vitrectomía quirúrgica vítrea: tratamiento de hemorragias vítreas y de la retinopatía diabética proliferativa.
  • Corticoides por inyección intravítrea: mejora significativamente el edema macular diabético y la agudeza visual.
  • Tratamiento antiangiogénico por inyección intravítrea: reduce la neovascularización retiniana.

 

CONCLUSIÓN

La ceguera secundaria causada por una retinopatía diabética es hoy ampliamente evitable gracias a una detección precoz y a un tratamiento quirúrgico adaptado.

Es esencial realizar un despistaje sistemático a lo largo de toda la vida.

Habida cuenta del hecho de que la diabetes mellitus es una enfermedad generalizada, un tratamiento óptimo precisa de una atención pluridisciplinar: diabetológica, dietista, médico generalista…